top of page

Sobre la Libertad para Oprimir

Es casi seguro que alguna vez tuvo una clase respecto a la revolución francesa. Sea en el colegio, en la universidad o simplemente en alguna lectura de conocimientos generales. Esa explosión de “libertad, igualdad y fraternidad” que se posiciona en el año 1789, a efectos de darle un punto en la línea de tiempo de la historia humana.

Entre tanto que se puede decir y analizar de aquel proceso histórico, quiero referir a la relación entre las naciones y las colonias del momento. En particular al hecho de que gran parte del conflicto interno de Francia, y contra el mandato de Luis XVI, venía derivado del financiamiento, ayuda, asistencia y fuerza militar enviada a América del Norte. Francia buscaba cortar el poder de Inglaterra colaborando con las colonias en América (lo que hoy es Estados Unidos). La guerra de independencia de Estados Unidos duró unos ocho años entre 1775-1783. 

La revolucionaria demanda de los franceses por la igualdad lleva a desarmar la monarquía y engendrar nuevos procesos. La teoría Hegeliana del conflicto que suplanta o trasciende al evento en sí: el choque de ideas que engendra un nuevo contexto y paradigma. Aquel nuevo paradigma se ofrece como una totalidad, “la nueva sociedad de igualdad”, que alberga a “todos” y nos permite ser “libres”. 

Pero como ocurre con todo sistema, no es en sí mismo totalizante, no alcanza a volverse el universo completo que contiene a todas las ideas, visiones, posibilidades y eventos a lo largo del espacio-tiempo. Digamos que “la idea no es inclusiva en un nivel totalizante y absoluto”, erra por no ser perfecta y del mundo de “las formas”, no es ideal (en su sentido de perfección) y su aplicación en la vida, mundo terrenal, la hace descender de ese trono utópico en el cuál se le componen poemas y alabanzas.

La revelación de ese “nuevo mundo” que se construye desde Francia, ese nuevo mundo de ideas, es cohesivo dentro de sí mismo. El efecto deseado por ese grupo de franceses, que son en particular de una clase proletaria, confrontando a la realeza y los títulos nobiliarios, es una transformación del sistema (sociedad y organización) interna para favorecer esa igualdad, libertad y fraternidad.

Encontrarnos frente a textos y manuales de historia que analizan la Francia de aquel entonces es común y para nada fuera de contexto. Pero, ¿qué ocurre con la independencia de las colonias francesas como Haití? ¿Se exhibe y describe el proceso de lucha por el cuál el país del caribe fue el primero en luchar contra el esclavismo impuesto por los poderes coloniales en el continente americano? Su historia es borrada del análisis, aún cuando uno siendo oriundo del mismo continente debería estar más informado del proceso local y la influencia de la cercanía geográfica. Es decir, comprender a las naciones de la región y sus luchas particulares dentro de aquellos procesos de “libertad, igualdad y fraternidad”. (Me preocupo a veces por el interlineado: no quisiera dejar de señalar que la revuelta de los franceses contra la monarquía es, en gran parte, la respuesta a esa lucha de “Francia” - como nación monárquica - contra Inglaterra y en favor de las colonias independentistas. Es decir, Francia apoya “la libertad” que pueda minar el poder de sus enemigos, mientras que intenta sostener su propia libertad para oprimir a las colonias que han obtenido para la nación francesa).

El hecho es simple, tiene una continuidad casi lógica, la influencia de esa revolución francesa llega a Haití, colonia de Francia, en aquel mismo idioma frances y comienza a minar la idea de la esclavitud en sí. Aquello que los franceses reclaman, enfrentando a la monarquía, es lo que los esclavos haitianos habrán de reclamar (en forma equivalente) enfrentando a la nación francesa. Claro que ésto es, para la nación francesa, una extrapolación de sus propias ambiciones. ¿Cómo se justifica un “sistema cerrado”? Es decir, ¿cómo sostener una narrativa que afirme que el sistema (nuevo proceso organizativo) es válido, aplicable, lógico, justo y honorable aquí pero no allá?

Los esclavos haitianos ven en la nación francesa la misma tésis de poder que los franceses veían en sus monarcas y nobles. Citando a Adam Smith, al hablar de los señores feudales, los nobles son parásitos que desean cosechar donde nunca han sembrado. Es aquí donde podríamos indicar que se establece el nuevo sistema de ideas que compone una nueva tésis y antítesis. Lo que antes fue el choque entre monarquía-nobleza y el proletariado francés, es ahora entre la nación de esclavos de Haití y la nación francesa. ¿Es acaso que todos los cerdos son iguales pero hay algunos más iguales que otros? 

Si bien la independencia del país del caribe debería ser estudiada en cada escuela de cada nación del continente Americano, es claramente un proceso largo y sufrido. La conquista de esa libertad se dio mediante muchísimo sufrimiento por ser el símbolo de la liberación de los esclavos en todas las colonias. Es decir, las demás naciones esclavistas estaban dispuestas a suprimir a Haití (sean españoles, ingleses o franceses en especial) por el hecho de que esa revuelta de esclavos no se disperse por el resto del hemisferio. Al final de cuentas la libertad de Haití costó una dependencia financiera y deuda que duró casi 200 años (he aquí el nacimiento del nuevo sistema de colonialismo implementado por el FMI, Banco Mundial y demás…. Pero para otro momento).

Como último dato de color, Francia envió Polacos a suprimir revueltas de esclavos en Haití. Al arribar y notar que la lucha de los haitianos por independencia, libertad e igualdad era tan similar a la suya es que se aliaron con aquellos, cambiando de bando para enfrentar a los colonizadores franceses. Hasta aquí nomás con el ejemplo de Haití.

Pasemos a observar ahora las “Indias Orientales” y especialmente aquella “East India Company” (1600-1870) que se desprende de otra nación colonizadora que es Inglaterra. Estamos situados en una época “mercantilista” de la historia económica de Inglaterra que podríamos llamarlo, para nos irnos por las ramas, un feudalismo de las rutas comerciales. Lo que el feudalismo ha sido a la tierra, los nobles poseen por título divino y desde el rey (que encarna el poder divino) la potestad sobre la tierra, es lo que el mercantilismo a las rutas comerciales: la EIC era la única compañía habilitada para comercializar con las Indias Orientales (toda el subcontinente Indio hacia el Este). En ambos casos (feudalismo y mercantilismo) es el poder de la corona lo que ofrece orden y cohesión interna aplicando las leyes, castigos y reglamentando por la fuerza.

Observe entonces la sumisión de los barcos, los mercaderes, los comerciantes y todos los actores del comercio internacional yendo a las oficinas de la “East India Company” a pedir permiso para traer y llevar, pagando cánones y comprando la posibilidad de comerciar dentro del mercado del Este. La corona establece que solo la EIC está autorizada al comercio entre el Este e Inglaterra, por consiguiente todo barco, tripulación, capitán, mercader, armador, comerciante y demás debía estar en buenos términos con la EIC: aceptar los términos que se le imponían.

Una vez más hay una distinción ontológica, hay algunos ciudadanos o entidades-sociedades privadas, que son más iguales que otras, que merecen ser puestos en un escalón privilegiado por tal o cual razón donde las leyes (impuestas desde el orden del rey) garantizan esa distinción de “clase”.

  Piense todo este sistema técnico-burocrático como si fuera a entregarse el poder de la Aduana a una compañía de comercio que utiliza sus propios buques y hace trading de sus propios commodities. ¿Qué tipo de garantías de igualdad y justicia se pueden esperar? Aquello que Adam Smith llamaba el “fair-play” o “juego limpio-imparcial” no está presente. 

Sobre lo anterior quisiera distinguir el sistema organizativo que contiene “capas”, estratos o clases. Si bien mi foco aquí y ahora es ese mercantilismo (donde, en contaste, el ejemplo de Haití era feudalismo-esclavitud) es que también rige un orden monarquico desde “arriba”. El poder de la corona se “derrama” en los esclavistas, en los señores feudales y en las compañías mercantiles evidenciando cómo ese “poder” tiene una cohesión interna y es a su vez auto-referente.

Con el paso del tiempo ese monopolio de la EIC, conferido bajo las leyes reales, se ve presionado por el resto de la clase comercial que no disfruta de esos mismos beneficios de la corona. El poder de la EIC es un equivalente al feudalismo-tecnocracia de nuestra era donde las compañías y los gobiernos (monarcas) son casi indivisibles. Pero, para no dispersarse, es preciso señalar que la presión de los mercaderes termina por voltear el poder de la EIC y la monarquía accede a abrir los mercados y las rutas comerciales a “todos”. La “libertad” llega a todos los comerciantes y con ello se crea la competencia, la libertad para decidir, el liberalismo comercial y el potencial de autonomía creadora del capital, etc. etc. etc. Podemos decir entonces, con ínfulas de liberador de la patria, que el “fair-play” ha sido establecido o restaurado para que “todos” seamos iguales ante la ley. ¡Abajo el feudalismo y el mercantilismo, viva el capitalismo!

Ahora bien, el término “fair-play” da cohesión, y siempre lo ha hecho, como herramienta sintáctica (de orden) para con la retórica del capitalismo. Frente al relato de la historia de cómo la East India Company sucumbe ante el nuevo orden donde “todos son iguales ante la ley” y tal cosa es una conquista del capitalismo que favorece la libertad individual es que debemos contraponer, al igual que hicimos con Haití y la revolución francesa, la perspectiva de aquellas “Indias Orientales”. En tal contexto el órden del “sector externo”, como la llama Smith, no tiene alteración, a los ojos de India las fuerzas inglesas continúan oprimiendo, saqueando, aterrorizando con ejércitos y cañones la sumisión de sus provincias y extrayendo los recursos naturales (commodities), a la vez que destruyendo la manufactura local (para reemplazarla por sus productos textiles industrializados en Inglaterra). 

La revolución capitalista en Inglaterra recompone un “fair-play”, que es un sistema Hegeliano, donde se compensan las luchas internas mientras que el “sector externo” se mantiene inalterable. Véase que, en forma sencilla, en Francia la lucha por igualdad social (el sistema de conflicto entre el poder y contrapoder) se focaliza en la nación francesa, evidenciando un congelamiento del orden del “sector externo” (al sistema de tésis y antítesis de conflicto) apartando a Haití (y el resto de las colonias) de reclamo de igualdad. Análogamente, es en Inglaterra que aquel conflicto por “la libertad individual y comercial”, que sostiene el capitalismo y la revolución industrial, cierra los muros del sistema a Inglaterra. Mientras que la India (junto con el resto de las colonias-territorios ocupados por ingleses) son ontológicamente inferiores, no tienen entidad dentro del conflicto - “no hay conflicto en la India, ni con, ni sobre, ni en ningúna relación a la India”.

Los primeros (franceses) hablan de la libertad social y los segundos (ingleses) de la libertad comercial pero no hay demarcación absoluta con la que puedan ser cortados y diferenciados. Pero la esencia, que deseo señalar para la utilidad de las naciones del sur global, es esa misma “Libertad e Igualdad para Oprimir”. Cuando el conflicto se contiene dentro de un sistema cerrado (una frontera de Estado-Nación o una sociedad en particular, un estrato social o un símbolo, etc) se permite la transformación interna bajo una segregación ontológica, un escalafón que se crea en el acto mismo de la barrera entre el “sector interno” y “sector externo”. En el acto de crear el sistema cerrado se distancian las nación para conformar el “nosotros” y el “ellos”, sea tanto entre naciones como intra-nación. 

La expansión o contracción de los sistemas (estos conflictos entre poder y contrapoder, tésis y antítesis) puede tomar diferentes colores a la vez que diferentes situaciones requieren diferentes participantes. Imagine entonces el conflicto interno que Margaret Thatcher tuvo a comienzos de los años 80’ con la fuerza sindical y la organización de los trabajadores. Ese conflicto interno requiere de una traspolación, de una expansión del sistema, en donde no existen “diferencias internas” sino la necesidad de unirnos frente al enemigo común (como hito de la Guerra de Malvinas). Así es como Thatcher logra crear cohesión interna, poderes concentrados, y se deja de lado la lucha de clases de Inglaterra en vista del nuevo “sistema” (el nuevo conflicto de poder y contrapoder se internacionaliza). El objetivo no es otro que suprimir las revueltas sociales internas (en Inglaterra) con mano de hierro desviando la atención a otro foco de conflicto, todo ésto ha sido logrado con fluidez y continuidad. Resumido en dos frases sería decir: “No es momento de luchar entre nosotros, somos todos iguales, y debemos enfrentar al enemigo externo”. La segunda frase sería “No es momento de mirar hacia afuera sino enfocarnos en nuestro propio hogar (territorio) donde el enemigo interno habita y corrompe las bases del buen órden de nuestra nación”. 

En forma inversa es posible promover el conflicto interno dentro de un Estado-Nación o sociedad a efectos de tener libertad operativa por fuera de las fronteras. Crear disenso internamente con el objetivo de operar en libertad en el “sector externo” (sea en colonias, territorios anexados, invasiones, etc). He aquí, entre tantos ejemplos posibles, la retórica alarmante y apocalíptica a la que se somete continuamente a la población de Estados Unidos a efectos de suprimir cualquier disidente o voz dudosa de las políticas externas de guerra e invasión.  

Si bien Estados Unidos, como muchos otros, utilizan esta herramienta (contraer el sistema Hegeliano de conflicto a una nivel nacional o local) para operar en libertad en el exterior, es que otros países como Argentina sufren el proceso inverso: se crea una superabundancia de conflictos internos a efectos de extraer commodities, capital y atar aún más la nación a las órdenes del sistema financiero internacional. Comprender mejor el panorama global facilita el entendimiento de la nación que uno habita y provee perspectiva. Considero que ésto último es la función esencial de los medios de comunicación: la misión de limitar la perspectiva, a cada momento, por medio de la retroalimentación de conflictos pequeños, simplistas, sumamente mínimos y “faranduleros” que no mueven la aguja de ningúna transformación social que pueda alterar a los poderes que operan bajo el “fair-play” (especialmente a nivel internacional). Cuanto más mínimos e ínfimos sean los focos de conflicto la visión de la población se reduce a la inmediatez y las perspectivas que pueden transformar los sistemas integrados (la dependencia financiera, la independencia industrial y la soberanía nacional) escapan absolutamente la comprensión. Se contrae el entendimiento en tiempo (se limita la perspectiva histórica) y espacio (se reduce la aplicación del sistema a situaciones minúsculas e insustanciales). 

Volvamos sobre la libertad para oprimir. Debemos dar uso a una muletilla de los economistas liberales, libertarios o neo-liberales (dele usted nombre a su gusto) donde dicen que “nada es gratis, alguien lo paga”. Y bajo sus propias premisas debemos atestiguar que “nada es libre” sino que la libertad de los unos se paga con opresión de los otros. Somos testigos así de la libertad amoldada para con la teoría neo-liberal: la libertad para crear divisiones internas que permitan a una clase social oprimir a otra. 

En una tierra de esclavos que demandan libertad, es que se ofrece a algunos de esos esclavos volverse “hombres libres” para poder integrar las filas de opresores a la vez que ayudar a los opresores extranjeros a drenar los recursos de esas naciones colonizadas. (Quizás podríamos abrir aquí, en otro momento, la visión de cómo frente a la teoría Marxista es que la construcción de la “Clase Media” construye una tercera posición como peso muerto que imposibilita el devenir de una nueva síntesis). 

La máxima de la libertad, como la utiliza Javier Milei, disfraza el mensaje de fortalecer la división de clases donde nosotros (los ciudadanos de bien) enarbolamos el poder y suministramos orden para con aquellos otros que son vagos, viles y ciudadanos inferiores. Se deriva todo ésto de aquella construcción ontológica, de escalafones sociales, donde hay superiores e inferiores, donde todos somos iguales y algunos más iguales que otros. 

Lo anterior conjuga una ecuación entre los medios de comunicación que suprimen cualquier tipo de conocimiento general (cultura, internacionalismo y perspectiva histórica) sumado a la retórica guerrera de “volver a los buenos órdenes” (al igual que Trump con el “Make America great again”) que se ve evidenciado, con todos los gobiernos, afirmando que el problema de Argentina nació hace 80 años atrás con el peronismo. Es por ello que las afirmaciones de la “libertad individual” se exhiben sin contexto, sin citar a John Locke o la crítica de Adam Smith para el feudalismo y el mercantilismo, sin contraponer otros procesos históricos como el de la Independencia de Haití o la explotación de India. La utilización de estas “anteojeras” históricas facilitan la creación y transformación del sistema de conflictos para focalizar o expandir a gusto de quienes manejan las narrativas. 

Cuando es necesario, para los vende-patria que son mercantilistas y señores feudales robando para la corona extranjera, se utiliza el concepto del “enemigo interno” en cuanto “esos viven de mi trabajo” y por ello la libertad individual, que se me otorgue a mí y solo a mí, será capaz de recomponer los “órdenes naturales” de la sociedad. Se instala así que “el problema somos nosotros como sociedad pero esos - específicamente dentro de la sociedad que son vagos e inferiores - que la contaminan”.

Hace un tiempo escribí una entrada llamada “Me Habla a Mí” dondé referí al problema de hacernos acreedores directos de los mensajes del poder: la narrativa que se construye para los conglomerados extranjeros, los tecnócratas y grupos de poder se ve apropiada por el ciudadano-proletario común que afirma que el mensaje es personal para él y lo representa. El ciudadano común se hace “acreedor” del mensaje que las élites promueven para los tecnócratas, corporaciones internacionales y facilitadores del orden financiero internacional.  Esa “libertad”, que se vuelve estandárte no es para el individuo sino para los grupos de la tecno-estructura que facilitan la fuga de divisas y la atomización del poder interno en el país a efectos de salvaguardar el órden en los demás países del norte global (Nótese que, salvando las distancias, el mismo proceso se hizo presente al comienzo de este texto bajo el ejemplo de Monarquía francesa y los nobles extrayendo los recursos del pueblo francés - además de las colonias - para solventar la guerra y fragmentar el poder de Inglaterra en América del Norte. Una transferencia de recursos internacional para solventar el poder de grupos extranjeros).

Para finalizar, el poder no se encuentra en la tésis en sí. El poder se encuentra en el “fair-play” que se asume como los contornos o límites del sistema hegeliano de poder y contrapoder, de tésis y antítesis, en donde ese “sector externo” es indiferente (para nosotros). Expandir o limitar la visión del sistema de conflicto social y progreso de la historia facilita la dinámica del control, el poder-tésis se ha vuelto en sí un objeto de distracción, donde la narrativa de ampliación y contracción (internacionalización o reducción del conflicto-sistema) es el poder construyendo los escalafones ontológicos, orden e ideología que sustenta su propio progreso de transformación estética pero que no produce transformación real y ética en la vida social. 




 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Sobre la libertad de expresión

Entre las tantas transvaloraciones que nos ha implantado el posmodernismo, es que el sublime estado de libertad se ha decretado, en...

 
 
 
Predestination and the Abyss

Upon glory shines the self , while our fall  calls for predestination. With the consequences weighing on us a distinction is to be made,...

 
 
 

Commentaires


Rabab Afgano
  • Instagram
  • Twitter
  • YouTube

Mantente informado,
únete a la lista de correo

¡Gracias por suscribirte!

bottom of page